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ISTHAR: ROCK DURO SINFÓNICO DE LA ESCUELA ÑU, RECUPERADO TRAS UN CUARTO DE SIGLO

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Algún día tendremos que analizar en serio la trascendencia de un grupo como Ñu en el rock español. Lo afirmamos por muchos y muy distintos motivos, pero también por la cantera de músicos y proyectos paralelos que en su día ayudó a impulsar. El caso de Isthar resulta sintomático, por cuanto el disco que nos ocupa, "En el mundo de los sueños", fue durante veinte años la joya de la corona que le faltaba a todos los seguidores de la banda de José Carlos Molina.

Aunque la relación en sí se limitaba a la condición de disco en solitario de uno de tantos músicos que había pasado por Ñu, el álbum siempre se asoció a la etapa más brillante del grupo del Molina. A fin de cuentas, lo firmaba uno de los artistas más técnicos y creativos que había pasado por sus filas: el bajista José Luis Rodríguez, que en este caso también ejercía como cantante principal. El LP fue editado por 1987 por el sello independiente Scobula Records y apenas tuvo una distribución digna en las tiendas, convirtiéndose de inmediato en un preciado objeto de coleccionismo, en "busca y captura" permanente.


                               


La música de "En el mundo de los sueños" era una extraordinaria demostración de cómo fusionar con maestría la energía del rock duro de los años 80 con una exquisita concepción del rock sinfónico de finales de la década anterior. Las letras se revelaban muy poéticas y evocadoras, con una calidad literaria bastante inusual si lo comparamos con la producción coetánea del Hard Rock español de la época.

La formación que registró el álbum en 1988 incluyó toda una selección nacional de los mejores músicos de rock duro del momento: Valentín del Moral "El Chino" (voz en la primera parte de "En el mundo de los sueños" y el tema "¿Tú qué harías?"), Yolanda González (cantante en "Estrella estrellada"), Jerónimo Ramiro, Enrique Bertrán de Lis, Javier Mira, Antonio Ramírez y Javier Morte (guitarras), Bernardo Ballester (batería y percusión), Juan José García  y Santiago de Dios (sólo batería), José Barta y Miguel Ángel Collado (teclados), Eduardo Lowenberg (teclados y coros en "Puede ser"), José Carlos Molina (flautas) e incluso el ingeniero de sonido y coproductor Joaquín Gallego (coros en un par de pistas y batería en la citada "Puede ser"). Nos ahorramos la lista de formaciones señeras en que participaron todos ellos, pero sólo con atisbar algunos nombres da vértigo el currículo global.





La reedición que el pasado año puso a la venta el sello Iberia Metálica no puede ser más lujosa, ya que además de la remasterización de la grabación original se incluye un CD extra con jugosísimo material inédito. Para empezar, la versión inglesa de los siete temas cantados en el disco -los otros tres eran instrumentales-, en los registros vocales de Yolanda González, José Barta y el propio José Luis Rodríguez.

Y cerrando el segundo compacto, una toma en directo de cinco de las composiciones de "En el mundo de los sueños", interpretadas en castellano en la localidad toledana de Talavera de la Reina en 1989. Aquel día la alineación que presentó Isthar fue la integrada por Valentín del Moral "El Chino" y Yolanda González (voz y coros), Javier Mira (guitarra), José Luis Rodríguez (bajo y voz), Bernardo Ballester (batería) y José Barta y Francisco Vázquez (teclados).




El propio José Luis Rodríguez explicaba así la peripecia de este disco en un libreto profusamente ilustrado con fotografías inéditas de su trayectoria -muchas de ellas junto a los músicos con los que el anfitrión convivía artísticamente en aquellos años- y recortes de la prensa especializada internacional en la que aparecieron reseñas del disco y grupo. En el cuadernillo de 16 páginas no faltan las letras de los temas incluidos, tanto en castellano como en inglés. He aquí el testimonio:

"Fue mi padre quien, de niño, me colgó una guitarra y me enseñó algunas canciones.

Fue el destino el que, poco después, me llevó a vivir a un lugar donde veía música por todas partes.

Fue la suerte la que hizo que conociera a los que iban a ser mis compañeros de viaje en mi primer grupo (mi inicial Isthar), que llevaba planificando desde que mi padre me enseñó las primeras canciones y con el que empecé a soñar cuando el destino me llevó al lugar apropiado.

Fue el paso de los años el que hizo que alguien de la segunda etapa de aquel primer Isthar sirviera de enlace de la primera etapa de otro de mis grupos (W), en el que había alguien que, con el paso del tiempo, me daría las llaves para la grabación de un disco pensado desde hacía mucho.

Y fue, un poco más tarde en el tiempo, cuando una vez más el destino me llevó a alguno de los grupos más importantes del rock español (Ñu). Isthar siempre estaba en mi mente; si no activo, soñando.

Estando en este grupo es cuando conocí a los que iban a ser mis compañeros en la grabación del primer disco de Isthar; en buena medida, lo más selecto del panorama musical de aquella época (últimos años de la década de los ochenta).

"En el mundo de los sueños" lo hicimos en los estudios Equal, de Getafe, y redondeamos la faena en Red Led, Madrid, gracias a Eduardo Lowenberg, dueño de las llaves, y a Joaquín Gallego, piloto. En estos lugares, durante un año, alternamos el día y la noche en las sesiones de grabación, pues dependíamos de la disponibilidad, tanto del estudio como de los músicos.

Poco después conseguimos colocar uno de los temas ('M'allegro molto vivace') en el recopilatorio inglés 'Double Exposure', lo que abrió las puertas de muchos países a la música de Isthar, pues este disco se distribuyó en todo el mundo.

Un par de años después, por capricho del destino, Isthar durmió otra vez.

Unos años más tarde, volvió a la vida con nuevos músicos que hicieron sus dos siguientes discos: "Sangre, sudor y lágrimas" y "El destino del mundo".

Y llegó el momento en que, gracias a Iberia Metálica, "En el Mundo de los Sueños" vuelve a ver la luz por la aparición, inesperada para mí, de las cintas de un directo del año 1989 en Talavera de la Reina. Si bien es cierto que la calidad de esta grabación deja mucho que desear, como documento histórico no tiene precio.

También conseguimos, gracias al esfuerzo de Eduardo Lowenberg, las cintas con la grabación en inglés que yo daba por perdidas, con lo que, con todo esto, hemos conseguido juntar material para hacer un disco, creo que suficientemente atractivo.

¡Qué aproveche!".

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