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EXILES + EMBLOODYMENT + DESCOMUNAL. Sala Caravan Back to the 80's. Madrid. Sábado, 27/04/13

Nada más entrar me quedé “to loco” cuando vi sobre el escenario a Darwin, el cantante de Exiles, maquillado con una capa blanquecina y una vena de tinta negra similar a la que en su día llevó el vocalista de Stravaganzza. Le conocía como sosegado copresentador del programa de radio “El vagón de la muerte”, junto a Juan Carlos Carchi, por lo que la sorpresa fue mayúscula. 



Este espigado vocalista interpreta a dos voces -la gutural y la chillona- lo que fue el tronco musical común de la noche: un veloz Thrash-Death, acompañado de cuatro  acelerados y contundentes instrumentistas (dos guitarras, bajo y batería) con los que se cierra el formación. Durante algo más de treinta minutos sacudieron las cabezas de quienes empezaban a llenar la sala. Poco significativa fue la camiseta de Sex Pistols que llevaba uno de los cafres. Allí la sierra mecánica funcionó a toda potencia, calentando el ambiente de una forma realmente efectiva. 


Encontrar algo de su música en la red es poco menos que imposible, así que deberán emplearse a fondo en el estudio.  Ya se han presentado varias veces en eventos de este tipo, por lo que ahora toca entrar en el capítulo de “obra legada” (o al menos disponible).


La severidad de Exiles se transformó en diversión con Embloodyment, una sesión de desfase Death Metal Old School de libro. Ese cantante coreano con acento sureño es un crack, un cachondo mental y un buen acicate para dar rienda suelta el meneo metalero. Locuaz y provocador, es como si sus tres compañeros hubieran fichado a un Death Angel de rasgos orientales. Él guía este tanque de ruedas dentadas, en el que también destaca la batería machacante e inmisericorde de José “El abuelo”, un viejo conocido de esta casa.


Durante los dos primeros temas tuvo que lidiar con el primer incidente técnico de la noche, una cuerda rota del guitarrista, que les impidió salir repartiendo estopa hasta que el problema estuvo solucionado y el compañero volvió a la tarima. Fue un concierto de escupitajos y sudor, de guitarras airadas que corren parejas y resuelven por sí solas. 


La participación a pie de escenario comenzó a animarse mucho más, como preludio lógico de lo que se veía venir. Los cuatro de Embloodyment terminaron con la versión de ‘Zombie Ritual’, de Death, que nadie se animó a cantar a dúo pese a la invitación expresa de su voceras.    


El anfitrión Luis “Percutor” presentó a las estrellas de la gala: Descomunal, desde Quito (Ecuador). La inmediata rotura de una cuerda del bajista Miguel Vinueza obligó a su cantante a improvisar una pequeña charla en la que anunció el resto de las fechas de su gira europea y dio las gracias a los presentes y a quienes habían hecho posible el evento.



Había ganas y tensión en el ambiente por recibir a una banda muy poderosa en su país, cuya franca actitud de “anti-estrellas” rezuma sinceridad por cada poro. La sala Caravan fue vapuleada por la bestial rotura de este dique del Metalcore ecuatoriano, peculiar por cuanto desestructurado a conciencia en algunos desarrollos bien curiosos y originales -un batería con cascos para darle metrónomo técnico a la base percusiva, un bajista capaz de tocar en vertical y algunos otros detalles menores-.



Mi nuevo lema es “Odia a Exodus, ama a Descomunal”, y por eso valoro conceptos como los demostrados esa noche: empatía con el público, unidad de espíritu por encima de fronteras y una sabia dirección de la fiesta. “Actitud”, creo que se le llama así… La columna central de Caravan queda ya para la historia como nuestro peculiar monolito de “2001. Una odisea del espacio”, esto es, el fetiche que nos obligó al ‘circle pit’ más divertido de la temporada. Nivelazo de banda y nivelazo de audiencia, que empujó los monitores hasta obligar a la organización a aguantar las embestidas con su propio contrapeso.


La recta final de la actuación contó con la presencia de Diego, del combo ecuatoriano Colapso, que además montó en el vestíbulo un puesto de mercadería para vender camisetas y CDs. Se da la circunstancia de que Diego será quien se haga cargo del micrófono de Descomunal durante el resto de sus presentaciones en Europa, ya unos días después el titular Gustavo Dueñas retornaba a Ecuador por motivos de trabajo.

La interpretación metalera del himno del país de la “tricolor” paseó por el estrado una bandera ecuatoriana con el nombre de Descomunal, mientras la autodenominada “indiada” disfrutaba los últimos segundos del encuentro. Y al finalizar el vapuleo, la seguridad de que la brecha abierta para el metal latino en España se agranda más y más. La puerta se quedó abierta… ¡y por ella nos colamos!

Por cierto, ¿a quién no saben que vimos entre el público que más atento siguió los conciertos? Pues al mismísimo José María Ponce, el “padre fundador” del porno español. ¿Estaría buscando nuevos valores para un hipotético regreso a la producción de pelis calientes? ¿Los encontró? Bueno, también estuvieron por allí Javier Endara y Samuel, respectivos cantantes de Wild y Agresiva, ¡pero ellos trabajan en otros negociados, claro!

Texto: Leonardo Cebrián Sanz

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